Introducción a la Película
(texto seleccionado para realizar análisis)
Rio de Janeiro tiene más de 700 favelas, casi todas dominadas por traficantes armados hasta los dientes. No son solo negros con AR15, UZI’s, AK47 y más. En el resto del mundo esas armas son usadas para la guerra… en Rio, son las armas del crimen. Un tiro de 7.06 atraviesa un auto como si fuera de papel.
Es estúpido pensar que en una ciudad así, la policía va a subir a las favelas solo para hacer cumplir la ley. El policía tiene familia y también tiene miedo de morir. Es por eso que en esta ciudad, todo policía tiene que escoger, o se corrompe, se esconde o va a la guerra.
A la mayoría de las personas no les gusta la guerra, y el mayor Oliveira no es la excepción. Todos los viernes sube al morro para buscar… el arreglo, el dinero que los policías corruptos cobran para encubrir el tráfico de drogas. Los traficantes viven en guerra, pero también quieren sobrevivir. Para qué intercambiar tiros con la policía, si se puede negociar.
Solo que aquella noche había un policía que no estaba ahí por el dinero, era el capitán Favio, el estaba ahí obligado y con el culo en la mano. Si Favio no hubiese estado en esa situación, Neto y Matías no habrían subido la favela. Neto y Matías nunca se iban a someter ni corromper, ellos eran honestos.
La verdad es que la paz en Rio depende de un equilibrio delicado entre la munición de los bandidos y la corrupción de los policías. La honestidad es parte del juego. Es un equilibrio inestable que puede ser roto por la menor de las torpezas, y aquel viernes pegó fuerte en Babilônia. Fue aquella noche en que Neto y Matías decidieron ir a la guerra.
Si Rio dependiera solo de la policía convencional, los traficantes ya habrían tomado la ciudad mucho tiempo atrás. Es por eso que existe el BOPE, tropa de elite de la policía paramilitar. En teoría, BOPE es parte de la policía militar, en la práctica, es una policía completamente diferente. El símbolo del BOPE deja claro lo que pasa cuando entramos a la favela; y nuestra boina no es azul… es negra. El BOPE fue creado para intervenir cuando la policía convencional no puede, y en Rio de Janeiro, eso pasa siempre.
(Tropa de Elite, m. 1’ 25’’ - 6’ 45’’)
Desarrollo del Análisis
La película se desarrolla en las favelas de Rio de Janeiro, las que se caracterizan por ser espacios de ocupación espontánea, lo que ha generado una arquitectura de crecimiento orgánico y no determinada por un planeamiento urbanístico, a diferencia de lo que plantea Soja en “El archipiélago carcelario” de Postmetrópolis, que apunta a una reestructuración en ciudades como Los Ángeles, que bajo el concepto de ciudades carcelarias, se convierten en espacios normalizados y estrictamente restringidos por la seguridad y el control social. En estos espacios, se ha erradicado a los pobres, por considerarlos como un peligro inminente para los más ricos, quienes se han encargado de trasladar a este grupo de “criminales” hacia la periferia. En el caso de las favelas, ocurre el proceso inverso, ya que la ocupación de terrenos ubicados en el centro de la ciudad no pudo ser erradicada por parte del gobierno (incapacidad del estado), instalándose así estos aglomerados poblacionales que no se rigen por las normas de planificación territorial, es una suerte de anarquía social y constructiva en donde impera la violencia. Lo que se genera es un proceso de desigualdad social, en donde la transformación del espacio urbano conduce a la desintegración del cuerpo social, una “marginalidad avanzada” (Wacquant, p.168)
“Todos los fenómenos sociales son, hasta cierto punto, la obra de voluntad colectiva, y ésta implica la elección entre diferentes opciones posibles. […] El ámbito de lo social es el ámbito de la modalidad.”
(Marcel Mauss. “I es civilisations. Elements et formes” 1929).
En la ciudad posmoderna el control se ejerce desde la arquitectura, ya que es el soporte en el cual se instala la seguridad en puntos estratégicos planeados dentro del orden urbano. Las favelas en cambio, no están provistas de este orden, por lo que el único medio que queda para ejercer control, es la fuerza policial o de control militarizado. En la película, Nacimiento nos explica que la policía convencional se enfrenta a opciones y debe elegir, ya que ésta policía esta en función de una ciudad formal posiblemente medible o manejable, lo que dificulta su acceso a las favelas para imponer ley y orden; finalmente lo que les conviene hacer para tener cierto grado de control, es fidelizar con los habitantes de los morros, específicamente con los narcotraficantes que son quienes controlan las favelas. Es una cuestión de sobrevivencia, la voluntad colectiva, en donde todos los participantes pueden elegir ser o no parte del juego. BOPE genera una estrategia que se adapta a la estructura genérica de la favela, analizando su arquitectura y utilizándola como medio para atacar los puntos vulnerables para los traficantes. Las favelas son una especie de trincheras, en donde se desata una guerra que no puede ser combatida por la policía convencional, ya que tienen debilidades en estrategia, armas y formación, sino por una “tropa de élite” con entrenamiento paramilitar. La ciudad se transforma en campo de batalla, en donde las decisiones han sido determinadas por la voluntad política y por otrora, por la voluntad social; lo que ha ocurrido es respuesta a un mal manejo que es sabido como tal, un manejo no efectivo de las políticas de mejoramiento urbano y social.
Por medio de la introducción de film podemos comprender que la clave de la participación de una policía convencional, es que genera un equilibrio, finalmente contiene la guerra por medio de la corrupción que tiene que ver con acuerdos entre traficantes y policías, que en cierto modo sirven de impedimento al desenfreno colectivo, pero que por otra parte, están en desmedro del desarrollo y el crecimiento: “expertos en políticas públicas están marcadamente preocupados por impedir o contener los “desordenes” que se preparan dentro y en torno de los enclaves de expansión de declinación y abandono urbano.” (Wacquant, p.170). Como nos habla en Parias Urbanos, el problema de la marginalidad social radica en la prosperidad económica y las políticas gubernamentales, en las que es el Estado, quien genera las mayores desigualdades y desintegración urbana, ya que resulta mucho más rentable militarizar el conflicto, que dar oportunidades para sacar a los habitantes de las favelas del narcotráfico; es el imperio del mercado y la ausencia de la ética político-cultural.
Frente a esta situación, el hemisferio “criminal” de la sociedad brasileña, ha fundado una banda carcelaria en la cual se organizan los reos para “combatir la opresión”: es el Primer Comando Capital (PCC). La mafia se organiza políticamente, pasan a ser sujetos revolucionarios que despiertan en razón a su marginalidad social y económica. Es la llamada desesperanza aprendida, son sujetos que asumen la discriminación y deciden enfrentar al Estado, no buscar beneficios.
Ahora estamos ricos con la multinacional de la droga. Y ustedes se están muriendo de miedo. Nosotros somos el inicio tardío de vuestra conciencia social. […] Ustedes son los que tienen miedo de morir, yo no. Mejor dicho, aquí en la cárcel ustedes no pueden entrar y matarme, pero yo puedo mandar matarlos a ustedes allí afuera. Nosotros somos hombres-bomba. En las villas miseria hay cien mil hombres-bomba. Estamos en el centro de lo insoluble mismo. […]¿Qué cambió en las periferias? Mangos. Nosotros ahora tenemos. ¿Usted cree que quien tiene 40 millones de dólares como Beira Mar no manda? Con 40 millones de dólares la prisión es un hotel, un escritorio. ¿Cuál es la policía que va a quemar esa mina de oro, entiende? Nosotros somos una empresa moderna, rica. […] Nosotros estamos en el ataque. Ustedes en la defensa. Ustedes tienen la manía del humanismo. Nosotros somos crueles, sin piedad. […]Estamos todos en el centro de lo insoluble. Sólo que nosotros vivimos de él y ustedes no tienen salida. Sólo la mierda. Y nosotros ya trabajamos dentro de ella. […]
Marcos Camacho
Diario O Globo, Editorial Segundo Cuaderno
23 de Mayo de 2007
La policía militarizada, los traficantes armados para una guerra que se ha desatado en base a la desigualdad, a la falta de posibilidades de estos sujetos condenados a la obsolescencia, es el escenario al que se enfrenta Brasil; el tráfico de drogas ha sido la respuesta y solución económica frente a la ausencia de trabajo, y ha resultado un negocio rentable. Estos sujetos tienen dinero, ya no necesitan del Estado, por ello lo combaten y éste responde con la misma violencia que es atacado. Waqcuant propone que una posible solución es hacer una “reconstrucción fundamental del Estado de bienestar” por medio de la cual se entreguen a la sociedad, los elementos necesarios para es surgimiento, pero por su parte, Camacho, líder del PCC, exclama que es imposible una solución, que ellos ya son una empresa rica, que en el sistema están involucradas incluso altas autoridades o participantes de la policía; el problema está radicado y no están dispuestos a prescindir de lo que han logrado: tienen dinero, armas, drogas y control.
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